Me prometí hace tiempo que dejaría de contarle mis sueños al prójimo, pero este no me lo pone fácil. Así que ahí va:
Interior. Tarde-noche de invierno. Diría que en Barcelona. Estoy en un aula con unas veinte personas más, la mayoría jóvenes, en un inusual proceso de selección simultánea como guionista para una productora de California y como crítico literario para un diario en el que ya trabajé hace años.
Tiene lugar en la sala anexa a una librería indeterminada, donde, tras ir un minuto al baño y antes de entrar de nuevo al aula, me encuentro con un editor, al que llamaremos Juan. Bueno, es que se llama Juan, la única persona «real» del sueño, aparte de mí y quizá del «examinador», que se presentó a los candidatos como Jordi o Jaume pero se parece demasiado al exproductor Harvey Weinstein, aunque en buen tío y con acento catalán, como si fuera su gemelo opuesto y además del Barça, o eso revela su desmañada corbata.
Juan acaba de publicar los cuentos de un novel y, para preparar la promoción, ha venido a ver a los libreros con el autor, que es el mismísimo Hombre Invisible. Su editor me lo presenta, yo le doy la mano al aire, digo «el caso es que me suena tu cara» y se ríe. O sea, quizá se ríen los dos, pero yo sólo oigo a Juan. Me despido de él, o de ambos, yo qué sé ya, y cuando voy a entrar al aula Juan me dice en voz alta «¡tienes que ir allí a estudiar más inglés, que te irá muy bien!».
Al cabo de un rato, con todo el mundo muy concentrado en la sala, Jaume o Jordi Weinstein ―imaginad al general orco de El Señor de los Anillos, pero con camisa de rayitas, la corbata culé mal anudada, gafas de montura fina y cara de haberse zampado bien a gusto una calçotada― hace una pregunta retórica para ponernos a prueba, seguida por una pausa dramática. Nadie dice nada. Yo entonces me levanto, voy hacia él y le arrojo el agua de un vaso grande a la cara.
―¡Contratado! ―escupe con entusiasmo.
―Pero, ¿para el diario o como guionista?
Que no lo estropee diciendo foquin’ bestieses, me responde.
El vaso es el de Isabel Quintanilla, un cuadro que me gusta mucho. No iba a poneros a Gothmog empapado y en mangas de camisa, digo yo.
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